18 diciembre 2006
Humo
Volviendo a casa después tomar más vinos de la cuenta con dos amigos me ha asaltado un olor inesperado.
Residiendo en un barrio como el mío, plagado de tiendas multiprecio orientales, puestos comida rápida libanesa, unos pocos bares de moda y unos cuantos más que intentan estarlo, lo último que te esperas es que en medio del frío de la noche te asalte aroma a leña. A fogata, campo, a pueblo, a piedra fría, a desayuno copioso y a buenas costumbres.
No tengo ni idea de donde venía, pero al instante me he sentido transportado a algún lugar del que supongo que había un trozo en mi memoria.
Supongo que no soy el primero en la historia que se maravilla de lo poco domesticadas que llegamos a tener nuestras narices, casi anegadas por la sopa audiovisual en la que día a día nos bañamos. Ese analfabetismo olfativo tiene una consecuencia maravillosa, y es que las sensaciones que por ahi nos llegan son jodidamente evocadoras.
Y te recuerdan que existen más sitios cuando, harto de jugar al natur-memory intentando emparejar los calcetines de la colada, le suspiras al techo y le susurras "estoy seguro de que tiene que haber algo más".
Sólo sé que me he detenido y me he quedado un rato olisqueando con los ojos cerrados.
Un urbanita deseando estar lejos.
De la ciudad, y de todo lo demás, sobretodo.
01 diciembre 2006
De croissants, crooners y aves migratorias
Tomar prestado un ipod en desuso y encontrarselo repleto de canciones de... Sinatra?!
Bajar a la calle temprano y encontrase en al puerta a un amigo . Que te invite a desayunar un cortado y un delicioso croissant a la plancha.
Coger el tren arrullado por La Voz y a mitad de trayecto ver a dos garzas posadas descansando en un campo, en mitad de su migración. Dos figuras perfectas totalmente ajenas a la lluvia, a los carreteras, a los tendidos eléctricos y al hilo musical. Que miren al tren, dándote la sensación de que te miran a tí. Sentir que hay montón de cosas, como las migraciones de las aves, que son mucho más viejas, grandes y trascendentes que tus pequeñas miserias.
Que deje de llover exactamente en el mismo instante que sales de la estación.
Ingredientes improvidados para un antídoto para el veneno de la prisa. El que te recorre la sangre cuando al DJ que pincha tu vida le da por hacer un poco de scratch...
Esta mañana un comando formado por un croissant, un crooner y dos garzas le han sacado de la cabina a picotazos.