27 noviembre 2012
Lemmini
Con los años refino mi colección de costumbres potencialmente autodestructivas: esta noche he disfrutado preocupantemente de un breve paseo nocturno en moto por la ciudad, bajo la lluvia.
Hacía frio, y un halo de gotas en aparente suspensión resplandecía en torno a la luz de las farolas. Las calles estaban desiertas. Circulaba por el centro exacto de la calzada. El asfalto mojado estaba inusualmente negro y limpio, como de ciudad nueva. Centenares de gotas microscópicas aparecían de la nada iluminadas por el faro, y brevemente visibles, avanzaban hacia mí trazando un trozo de espiral antes de precipitarse contra la visera del casco.
18 noviembre 2012
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