05 marzo 2009

De ideas, koalas y cucarachas

Lo dicen los documentales: por muy encantadores y tiernos que sean los koalas, las que al final dominarán el mundo son las cucarachas.

Con las ideas pasa mas o menos lo mismo.
Las buenas ideas muchas veces requieren trabajo y dedicación. La mayoría de las buenas ideas se olvidan, o se anotan en un papel que tarde o temprano acaba en una papelera (encestada al tercer o cuarto intento, en mi caso).
De las pocas que sobreviven, la mayoría se malogran convirtiendose en algo muy sutilmente distinto pero potencialmente catastrófico en cuanto ponen en práctica, como una ensaladilla rusa dejada al sol toda la mañana.
¿Y qué pasa con las restantes, las realmente buenas, las que perduran y no lo estropean todo? Pues yo que sé, ¡rara vez tengo de esas!

Me parecen mucho más fascinantes las malas ideas. Son terriblemente sencillas, las tenemos todo el tiempo, salen de cualquier sitio, y son increíblemente persistentes en nuestra memoria, hasta el punto que podemos tenerlas una y otra vez aun conociendo de primera mano sus consecuencias.

Empiezo a pensar que si no fuera porque nos arruinan la vida, serían un gran invento.

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