29 abril 2005

La soledad del ciclista

La necesidad era tan obvia que nadie la había advertido antes. En ello residió la clave de su éxito.
Tras un año y seis ediciones, su "Manual para aprender en ir en bicicleta" había sido un éxito de ventas, demostrando así la existencia de una enorme minoría silenciosa de adultos incapaces de mantenerse en equilibrio sobre dos ruedas.
Una enorme minoría temerosa de las burlas de los posibles testigos de sus zigzagueantes intentos.

Nada más recibir el primer talón de la editorial, el autor fue corriendo a una casa de bicicletas a comprarse una.
Escogió una preciosa bicicleta alemana de paseo, negra y repleta de accesorios. La llevó a un callejón apartado y se dispuso a cabalgarla por primera vez.

Estaba ansioso por probar la eficacia de sus propios consejos.
Ninguno de ellos funcionó, y tras catorce caídas se fue a casa con su libro bajo el brazo, las rodillas despellejadas y el ánimo por los suelos.

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